-Tan ilustres y alabados esos cuadros y esculturas de artistazos que se venden a precios astronómicos, y que a mí no me sirvan más que para aburrirme, sin confesarlo, y para decir que he ido, que he estado, y hasta poner cara de entendida y de estar al tanto. -Pues claro: para eso es para lo que sirven; bueno, y de paso, sí, hacer mucho ruido, mover mucho dinero y mucho nombre, que es de lo que se trata. -Pero, Tuco, ¿cómo vas a decir que están equivocados todos los entendidos y los que organizan todo eso?, y que te explican el significado de esos alambres y manchas y grumos de argamasa, y que inauguran una nueva era o revolución de algo. No puede ser: será que yo me he quedado atrás, que no siento, que no entiendo… -¡Eh, Felisa, alto!, no insultes a ese corazoncito tan inteligente. ¿No recuerdas lo que decía aquél, “Si a usté le parece una mierda pinchá en un palo, es que es una mierda pinchá en un palo”? Hay que tomar aliento, niña, y ser valientes frente a todo ese armamento de mentiras.
Agustín García Calvo.
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